jueves, 6 de septiembre de 2018

Monzon de Campos (Palencia)


Monzón de Campos es uno de esos pueblos perdidos, con un castillo sobre una loma que durante décadas lleva realizando una actividad al mismo tiempo lúdica y divertida como es la batalla de Nabos con una reivindicación de su historia.



Ha costado tiempo incluir entre sus actividades al castillo de la villa, un castillo emblemático donde se casaron Urraca de León y Alfonso de Aragón “el Batallador “, con el conde Ansurez como padrino. Un castillo desde se controlaba el Condado de Monzon. Un castillo cuyo ataque no lo sufrió por parte de rebeldes, moros u otros nobles si no por el expolio, la codicia y la indiferencia de los últimos años. Convertido en parador, lleva décadas cerrado por el estado en el que se dejó.


Estamos acostumbrados a locuras entre lo quijotesco, lo romántico, lo friki o los brindis al sol, pero esta vez no las teníamos todas con nosotros, ya son muchos los palos que llevamos.  Alcaldes que se lavan las manos como Pilatos y prefieren una empresa haga fotos con trajes de los chinos junto a la foto de un castillo teniendo el original a diez pasos o pueblos que prefieren no tener problemas y poner una disco movida antes que participara en algo o implicarse. ¿Cómo reaccionaría un pueblo que estaba acostumbrado a que este fuera un día de festejo ante la expectativa de subir en desfile a las 17:00 con todo el calor la colina que lleva al castillo?


Pues Monzon respondió y fue a su castillo. Ese castillo que alguno no veían desde su comunión, donde jugaban de críos, donde se casaron. Se emocionaron de cruzar sus puertas y se cabrearon al ver su estado. Que en el patio de armas colgaran estandartes, que hubiera un torneo, que los moros vinieran a parlamentar y lucharan con los cristianos, era lo de menos, estaban dentro de su castillo.

Después siguió la batalla de Nabos, la salchichada, el concierto y sorprendentemente todo siguió su orden y el mundo no estallo. Hubo tiempo para todo, para sudar subiendo al castillo, para disfrutar y verlo por dentro, para reírnos en la batalla nabal, para escuchar música y para reponer fuerzas con nuestros amigos/as con paella primero y con salchichas después.






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