Mil Quinientos veintiunos en abril para más
señas. Era el año, quinientos años de la
batalla de Villalar así que por segunda vez y sin que sirva de precedente
volvimos a adelantarnos unos siglos y dejar los escudos y cotas de malla.
En Tordehumos nos acogieron tan bien como lo
hacen siempre, con nuestro buena migo Jose Maria un amante de la historia, como
nosotros, que tan pronto se viste como nosotros como hace de guía en una
actividad. Con Agapito su alcalde volcado con la actividad junto al presidente
de la Diputación.
Se nos pidió una breve obra de diez minutos la hicimos de doce y a las personas se le hizo corta. Había mucho que contar, la sublevación las dudas sobre la posible negligencia o traición de Girón, la perdida de Tordesillas y más tarde de Villalar. Todo ello a través de los ojos de un juglar comunero y un guardia imperial que esta vez y por qué es una obra de teatro en lugar de como suele ocurrir normalmente en la España cainita que retrata Goya o Reverte, de tomarse la revancha, fraguan una “hermosa amistad” al mas puro estilo de Casablanca. En el fondo somos unos románticos.
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