Como nos metemos en todos los charcos con tal de aprender y pasárnoslo bien aprovechamos la oportunidad de ser unos “actores aficionados” junto a otra treintena de entusiastas aficionados como nosotros (y algún profesional) para recrear una historia de terror inquisitorial por la noche en el castillo de Portillo.
Una experiencia genial, la noche, la coreografía y la buena voluntad de “actores” y participantes hicieron que todos disfrutáramos como niños. (Salvo los que se iban llorando, esos disfrutaron menos).
Muy recomendable visitar el castillo de Portillo. Subir a la torre, bajar al pozo y os ahorrareis ir al gimnasio.
Nota: Cuando tenga las fotos prometidas las cuelgo para que os riais.