Es difícil poner en una entrada de Blog lo ocurrido en
Valladolid con el 500 aniversario del palacio real. Creo que todavía no nos
hemos repuesto del todo de lo ocurrido.
La idea de que durante todo el fin de semana se solaparan actividades e todo tipo, con el fin de que cualquiera que pasase por la plaza disfrutase de diferentes experiencias, hizo que fuéramos nosotros los que apenas tuvimos tiempo de asimilar lo que estaba pasando.
Poco tiempo tuvimos de disfrutar de las charlas y
conferencias en las que hubiéramos estado hablando durante horas, con nuestros
amigos de la ciudad como Enrique Berzal, Jesús Anta o Carlos Belloso y aún menos tiempo con las personas venidas de sitios como Medina del Campo, Teruel, Gijón, Rota... Charlar con viejos profesores, con personas que ves en la noche en Youtube en
el Cubil de Peter o la Cuna de Halicarnaso… Que poco tiempo tuvimos para ser
buenos anfitriones con ellos y con aquellos que vinieron de Cartagena, Jaca, Valencia,
Madrid…
Tampoco pudimos pasar ni la mitad del tiempo que quisimos
con todas las personas que colaboraron en sus propias obras, la Quema de
Medina, El Empecinado, Nelson en Boecillo, Coros, actores, músicos, poetas… y
decenas de extras que se apuntaron a la batalla o a las obras de teatro y que
durante meses ensayaron con nosotros, Renedo, Laguna de Duero, Villabrágima,
Boecillo…
Mientras salíamos de la teatralización del conde Ansúrez y
la fundación de Valladolid, San Pablo ya estaba preparada para la batalla,
Mientras Tahona y los Jimenos cantaban, seguíamos con el corazón acelerado y la
adrenalina de haber terminado “Urraca. Ansúrez encadenado” a la vez que se prendían las
antorchas del desfile. Mientras se tiraban flechas junto al palacio de los
Gondomar, poetas recitaban y niños pintaban escudos en la Casa Zorrilla.
Todas las actividades llenas, colas enormes hasta cerrar
siempre por aforo completo, sobrepasados por la expectación, el cariño de la
gente que todavía hoy por la calle nos paran comentando que lo disfrutaron y
que están orgullosos de su ciudad.
Nos han dicho que tendríamos que centrarnos en una época,
que hubo errores de organización, que abarcamos más de lo que podíamos
gestionar. Pero estamos muy contentos de haber mostrado que Valladolid tiene
siglos de historia, de ver amigos y compañeros que han visto nuestro esfuerzo
más que nuestros fallos, que veían al igual que nosotros la plaza de San Pablo
llena de antorchas y un desfile que torcía por la antigua con Ansúrez a la
cabeza, mientras las tropas el empecinado todavía no habían llegado al
Penicilino. Un publico que aun “lloviendo a cantaros” se quedó en los
soportales del palacio a escuchar los romances cantados por Salva, sin
megafonía desde la primera planta del palacio negándose a dar por finalizada la
experiencia.
Una ciudad orgullosa de su historia, de su pasado, de su
palacio real y de unos anfitriones excelentes de la capitanía de la VII región
militar, que nos apoyaron en todo y lo vivieron igual que nosotros.
Tiempo, faltó tiempo. Y, sin embargo, pocas veces en nuestra
vida se puede sentir que se ha hecho tanto en tan poco tiempo. 500 años dicen
que hizo el palacio real, y eso da para mucho. ¿Cómo se puede rendir homenaje a una ciudad y a este palacio en
tan poco tiempo?
Ya ha llovido unos meses desde que todo ocurrió y aunque aún no nos hemos recuperado ya comienza a rondarnos por la cabeza repetir esta locura. Esperamos que todos los que os acercasteis disfrutaseis tanto como nosotros.
Como ya es tradición, os dejamos los artículos de prensa y videos de youtube a cuyos autores agradecemos enormemente que hayan dedicado un hueco en su canal para hablar de nosotros. ¡Gracias!
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