Por tercer años
volvemos a Castronuño para recrear una parte de su historia, esa en el que por
mucho que diga Quique (el alcalde y autor de la obra), el pérfido señor de
la fortaleza D. Pedro Avendaño hizo pasar un asedio y un infierno a su pueblo
no por lealtad si no por irse con una buena jubilación a Portugal. Dice el
autor que era un hombre de su tiempo, visto lo visto cada vez queda más claro
que fue un hombre atemporal.
Dicen que una
actividad como está a los tres años o despega o se estanca y desaparece. Lo que
vimos el otro día no indica nada que se vaya a estancar o desaparecer y eso que
últimamente de estancar y desaparecer vamos viendo unos cuantos sitios.
Así que por la
mañana realizamos los talleres de tiro con arco, vestir al acaballero y por la
tarde volvimos a vestir, apoyar en lo que fuera
y por supuesto luchar junto al pueblo de Castronuño.
Esperemos vernos de nuevo el próximo año al atardecer, en esa hoz que hace el Duero, junto a la ermita único testigo de lo ocurrido y con la voz del coro dando cierre a tantas horas de ensayo, ilusiones y calor. ¡Viva Castronuño!
No hay comentarios:
Publicar un comentario