La Armedilla de
Cogeces del monte es un resumen vivo de lo que ha ocurrido durante años en
nuestra comunidad, un monumento histórico en un valle alejado del pueblo.
Épocas de especulación y de no dar nada de importancia a nuestro patrimonio y
ahora nos damos cuenta de que lo que vendimos “por dos duros” está en el Loubre
o en el metropolitano de Nueva York.
Los pedazos que quedan del monasterio de la
Armedilla amenazan ruina. Gente del pueblo, asociaciones, arquitectos
conscientes de su importancia quieren evitar que este lugar desaparezca y pase
al olvido.
El año pasado lo revindicaron y este año han profundizado en ello
realizando una adaptación a teatro de la fundación de la Armedilla, en la que
han participado muchas de las personas del pueblo. Nosotros como figurantes
pusimos nuestro granito de arena al igual que realizando un pequeño torneo para
entretener al público.
Son pasos pequeños
pero dignos de agradecer: un pueblo, un periodista, unos visitantes, que salen
de la vorágine de calimocho, toros y disco movida, para por un día revindicar
su historia o su patrimonio, con la intención de decir no queremos que
desaparezca, no vamos a dejarlo caer, ni vamos a permitir que siga el expolio o
la indiferencia.
El torneo
transcurrió muy animado, peleas de lanza, juramentos, hachazos a escudos un
señor mayor francés que quería reclamar sus días de gloria, un asturiano que
perdió la mano en combate y un espontaneo que desafío al vikingo con su gran
espadón y que le estuvo ganando hasta que decidió darlo un cabezazo (el vikingo
tenía la cabeza más dura y lo más importante Casco) ha sí que acabo sangrando
por la ceja. Todo ello en una tarde de mucho calor, con mucho público y en un
marco romántico previo a la representación realizada con el esfuerzo e ilusión
del pueblo y el esfuerzo de la Asociación Amigos de la Armedilla.
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